Aguas cálidas, transparentes y moluscos,… Este sería el aspecto de esta playa en el pasado, a modo de mar tropical que avanzaba sobre el continente y que desvelan las pistas de tres niveles de playas fósiles que podemos diferenciar, como capas de una cebolla, separadas por superficies erosivas generadas durante el descenso del nivel del mar en los periodos más fríos.
Uno de los testigos de ese mar tropical fue el caracol marino Strombus bubonius, presente en las playas fósiles, quien vino desde las costas atlánticas del África Ecuatorial en momentos más cálidos de nuestro planeta. Este proceso natural de cambio climático difiere del actual debido a que es el ser humano quien está generando su intensificación y aceleración, provocando eventos climáticos extremos de mayor frecuencia y severidad. Un ejemplo de ello es el “Pocico”. Una estructura de captación de agua del subsuelo que ha quedado al descubierto por la acción erosiva severa de las aguas torrenciales que circulan por la Rambla de las Amoladeras.
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